El Mecatico de Aliria: resistencia frente a las adversidades

El Mecatico de Aliria: resistencia frente a las adversidades

María Aliria Ortiz cuenta la historia de la fundación de su negocio ‘El Mecatico de Aliria’, su caseta, la historia de su vida, la historia de su madre y cómo ha logrado salir adelante gracias a la venta de dulces tradicionales en Popayán desde hace años.

Escrito por: Víctor Manuel Navia Fernández

 

María Aliria Ortiz heredó la cocina de los dulces tradicionales de su madre, Ana Suárez, con la que fundó el negocio hoy en día símbolo para la ciudad de Popayán y el cual le ha permitido salir adelante y criar sus hijos junto a su esposo Ismael Ordóñez. Su puesto de dulces significa todo para ella. Sin embargo, el destino jugó en contra en un par de ocasiones. Llegaron épocas oscuras: el cierre del centro comercial Anarkos (2018) y la pandemia del Covid-19 amenazaron la estabilidad de su negocio. ¿Cómo logró Aliria enfrentar estas situaciones?

 

En el centro histórico de Popayán, adornado de arquitectura colonial y abundante color blanco en sus fachadas, por la calle sexta con carrera quinta, en la cuadra que conecta al parque Francisco José de Caldas con el destruido y abandonado Centro Comercial Anarkos, se encuentra la única caseta de toda la calle. De color blanca y roja, de puertas delanteras siempre abiertas que dan la bienvenida, el marco superior del local anuncia su nombre: ‘El Mecatico de Aliria’. Allí, estantes repletos de dulce: mantecadas, bocadillos, panelitas, cocadas, roscones. Ese es el negocio de María Aliria Ortiz.

 

Aliria nació hace 65 años en la ciudad de Popayán y nunca ha vivido en otro lugar. Desde muy pequeña su madre ‘Anita’ la crió en el ambiente de la cocina tradicional, por lo que los dulces típicos y sus recetas los lleva en la sangre.

 

— Mi madre me enseñó. Ella primero vendía los dulces en unas cajitas —dice Aliria.

 

Con su esposo Ismael Ordóñez fundó el negocio El Mecatico de Aliria, donde empezaron a vender los tradicionales dulces de Popayán. Poco a poco se fueron convirtiendo en un símbolo representativo de la ciudad, y gracias a ello lograron sacar a sus hijos adelante.

 

En un principio el negocio y la venta de los dulces típicos era en un puesto ambulante que consistía en una mesa en la calle. Pero gracias a sus esfuerzos en 1997 y con la ayuda de la Alcaldía Municipal de Popayán, consiguieron a “la única niña de Popayán”, la caseta en la que hoy en día siguen vendiendo sus productos, y desde ese momento, se posicionaron en las afueras del Centro Comercial Anarkos, convirtiéndose en un símbolo y uno de los puestos más icónicos e importantes del centro comercial.

 

— Aquí no hay más casetas. Ella es la única tradicional en la calle. No encuentra otra caseta como esta —contó Aliria con orgullo.

 

Primera tragedia

 

A pesar del éxito de El Mecatico de Aliria, en el año 2018 su dinámica se vio afectada. En marzo de ese mismo año la Alcaldía Municipal de Popayán ordenó el cierre preventivo del Anarkos, luego que los comerciantes informaran sobre irregularidades en la estructura del edificio. El Cuerpo de Bomberos y la Oficina de Gestión de Riesgo determinaron que el sitio representaba un peligro inminente para las personas que trabajaban y transitaban la zona.

 

El cierre de Anarkos hizo que muchas personas perdieran sus puestos de trabajo, locales,  productos, negocios.  Afectó a mucha gente trabajadora que dependían de ese espacio en el centro comercial. Entre los damnificados estaban Aliria y su esposo, quienes fueron retirados de donde se encontraban por la alcaldía.

 

Estuvieron bastante tiempo sin trabajar. Ya no podían situarse en el mismo lugar donde lo habían hecho durante años, la administración municipal no se los permitía, ¿qué iban a hacer? Luego de un tiempo luchando y pidiendo ayuda a la alcaldía, lograron que su caseta fuese reubicada en el centro histórico, en el espacio donde se encuentra en este momento.

 

Al parecer todo iba pintando bien. El negocio estaba surgiendo de nuevo y los clientes estaban volviendo a reencontrar el sitio donde siempre habían comprado. Estaban tratando de reponerse del desastre que ocasionó el cierre del centro comercial.

 

Todos los comerciantes trataban de recuperarse del golpe económico que había generado la medida. Aliria y su esposo tenían las expectativas altas. Sabían que podrían recuperase, e incluso, estar mejor que antes. Pero como si se tratase de una prueba, el destino les puso otro reto. Un desafío más difícil que el anterior, un hecho que afectó a todo el mundo.

 

Segunda tragedia

 

En marzo de 2020 el Gobierno Nacional ordenó el confinamiento de los colombianos de manera preventiva a causa de la pandemia por el Covid-19. Llegó la cuarentena preventiva para evitar el aumento de contagios por el coronavirus. Esto afectó a muchos negocios y comerciantes, incluido El Mecatico de Aliria, lo que fue otro golpe bajo para la pareja que estaba retomando el exitoso rumbo de su emprendimiento. Aliria e Ismael luchaban por su salud al mismo tiempo que luchaban por su economía.

 

— Eso sí fue triste. Estuvimos más de cuatro meses sin poder trabajar. Se le acaban a uno las cosas —recuerda Aliria la situación que tuvo que vivir.

 

Sin embargo, ella y su pareja lucharon para mantener todo lo que habían construido hasta ese momento.

 

— No tuvimos otra más que ir a la alcaldía. Les dijimos que nosotros ya no podíamos aguantar más eso. La alcaldía nos permitió seguir vendiendo con la única condición de seguir los lineamientos de bioseguridad.

 

Actualmente, El Mecatico de Aliria ya está abierto, ya se pueden disfrutar los dulces típicos patojos con la gentil atención de Aliria, quien todavía sigue recuperando su negocio por completo, a pesar de todos los obstáculos que se le han presentado. El Mecatico de Aliria es un símbolo de que el trabajo duro y el esfuerzo dan frutos a pesar de que todo esté en contra.

 

 

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