Por: Laura Tatiana Jiménez

Hola, soy Lucas Rodríguez y tengo 19 años. No creo que para presentarme lo primero que deba decir es que soy una persona trans, pero he tenido que aprender a hacerlo por los casos de transfobia que he vivido a lo largo de mi vida.

Fue bastante duro darme cuenta de que yo era trans. Tenía trece años y me daba miedo decirlo porque pensaba que me iban a echar de la casa. Ese era mi temor. 

Mi mamá es una persona de edad y siento que las creencias influyen mucho en la forma de pensar; esa crianza básicamente tan conservadora. Entonces no sé, tenía muchísimo miedo de contarle lo que realmente era.

—Bueno, voy a esperar hasta los 18 años como para… ya… decir lo que soy— me decía a mi mismo. 

Pero realmente nunca pude hacerlo. Un día simplemente le dije y eso fue como si la hubiera matado, según ella.

Se enojaba conmigo cuando me vestía de chico o me cortaba el cabello, era algo básico que no le hacía daño a nadie. Pero ella se enojaba bastante, prácticamente no podía procesarlo.

Ya pasaron cuatro años y apenas está asimilando las cosas. Ya me trata con mi nombre, me llama como Lucas, con los pronombres a veces se confunde, pero poco a poco se ha ido acostumbrando a llamarme por “él”. 

Ha sido un proceso complejo para ella porque no solo uno cambia, sino las personas que viven contigo, entonces siento que es un proceso de todos. Fue bastante complicado porque muchas veces tuve que encerrarme en mí mismo para hacer lo que ella quisiera y convertirme en lo que quería que fuera hasta que no, solo exploté y ya… y le dije.

En el colegio no sabían y yo no les iba a decir, claramente. A mí me cambiaron lastimosamente a un colegio solo de mujeres y ya te imaginarás. Yo estaba muy normal, pero no actuaba igual que las otras chicas. No era que me dejaran a un lado, pero sí era un caso aislado, básicamente.

—Ay, eres muy machorra— me decían.

Es bastante complejo lo de los pronombres, pueden llevarte a una depresión terrible, más cuando uno dice mi nombre es tal y simplemente ignoran este hecho. Mi nombre es Lucas y a veces me siguen diciendo “señorita”. Puede ser que para algunos es una simple palabra, pero yo no me siento cómodo y las personas siguen enfatizando pronombres que no son. Es complicado, son esas pequeñas acciones que aparentemente no causan nada, pero sí, lastiman.

Dentro de la comunidad también se ven casos muy curiosos. Incluso ese patriarcado que se supone no seguimos, pero se marca mucho, siempre tienen más relevancia los gays, de piel blanca, que son más masculinos.  Y a la mujer lesbiana como que no es muy visible y poco es valorada. Existen ciertas jerarquías que llevan a discriminaciones en la misma comunidad. 

Ejemplo con las personas trans. Si eres una mujer trans, tienes que operarte, cambiar tu voz para quedar como el prototipo de mujer según la sociedad y así para que te tomen en cuenta. De lo contrario no eres una mujer trans. O los hombres tenemos que vestirnos de cierta manera o cambiar la voz para poder encajar con la imagen que tenemos de un chico trans. Solo quieren encasillar y no dejan a la diversidad ser.

La sociedad siempre enfatiza en lo que tienes en medio de las piernas, entonces si tienes x o y cosa no eres mujer o no eres hombre. Siempre buscan cómo encasillar y es muy complicado sobrellevar eso… sobre todo los comentarios.

Yo sufrí varios casos de transfobia. Empezando que ya había hecho mi cedulación, es decir, que ya oficialmente estaba registrado como un hombre y yo decía como: “buenas, mi nombre es Lucas y tal”, explicando un poco mi cambio y aunque lo hacía muy cordialmente, no servía mucho. Después de explicar y todo, me seguían tratando con los pronombres que no eran y para mí es incómodo el “señorita” o cosas así.

Yo estudio Ingeniería Automática y es una carrera en la que casi no hay mujeres o prácticamente ninguna y siempre es un tema complicado. A mí no me gusta decir que soy un chico trans porque es extraño y hay un poco de discriminación, pero yo he explicado lo que soy y aunque en mi cédula ya esté registrado como Lucas Rodríguez, sin embargo, sigue siendo difícil que me traten por los pronombres que son. 

Un día estábamos en clase virtual y el profesor estaba haciendo una pregunta. Yo la contesté correctamente, pero me ignoró, pues en mi nombre del Meet sigue apareciendo el antiguo. No dijo nada sobre mi respuesta y cuando un compañero dio la respuesta a él sí lo escuchó y lo tomó en cuenta, y pues son cosas que lo dejan pensando a uno.

Otro día yo estaba en una brigada, participando en la asistencia de la brigada de Unicauca y yo les expliqué muy atentamente al inicio que yo era un hombre trans, que mi nombre era tal y etc. Y aun así, no sé, siento que también depende del contexto y de las personas como han sido criadas y su forma de pensar que de pronto es un poco complicado de entender. Pero muy respetuosamente les decía y seguían llamándome de otra forma, enfatizando en los pronombres que no eran.

Es muy triste, uno diría como que no ha pasado por nada grave o como que impacte fuertemente, pero por mucho tiempo has estado o te has sentido oculto en algo y esas pequeñas acciones para ti son importantes, que por fin te reconozcan por lo que eres y sientes. Y es algo que afecta muchísimo y eso las personas no lo ven, entonces es bastante triste y complejo.

Pasa mucho que cuando una persona te gusta y le dices que eres trans, mágicamente le dejas de gustar a esa persona, y uno siempre corre con ese miedo.

A mí me da miedo decirle a las personas que yo soy trans porque usualmente es como que se alejan o dicen “ya no”, entonces sí da miedo mostrar quién realmente eres por todas las críticas o todas las cosas que puedan pasar después. Uno lo siente como un limitante.