25 años buscando a Luis Mario Pino

25 años buscando a Luis Mario Pino

El 28 de febrero de 1998 Luis Mario salió de su casa rumbo al barrio María Occidente en la ciudad de Popayán. Veinticinco años después su hija Aura María sigue buscándolo, enfrentándose al dolor, la incertidumbre y la revictimización de un Estado y una institución negligente.

Escrito por: Jennifer Campo

 

Febrero de 1998 

 

¡Ring, ring! El teléfono vuelve a sonar. Pasa un minuto y nadie contesta, las personas en la casa ya saben quién llama y por ello dejan que la llamada se pierda. ¡Riiiiing!, Alba Nidia Campo se levanta de la silla en la que está sentada y coge el teléfono. 

 

—¿Aló?— en su rostro se forman varias arrugas, tal vez cansancio o preocupación. 

Sí, pero ¿puede llamar en diez minutos?, gracias. 

 

Cuelga el teléfono, lo coloca en su lugar  y lleva una de sus manos a la frente. 

 

¡Luis Mario!, volvieron a llamar, es la tercera vez … su voz se pierde, va en camino al baño, en donde se encuentra su esposo tomando una ducha. 

Diez minutos después,  Luis Mario Pino toma el teléfono e inicia una conversación con quien está del otro lado de la línea. 

Necesito más tiempo, solo logré conseguir lo que ya les pasé. 

—…

Por ahora no tengo más dinero. Deme un plazo para conseguirlo. 

Si quiere nos podemos ver y hablamos. 

 

La otra persona respondió afirmativamente y acordaron encontrarse en el barrio María Occidente ese mismo día. El señor Luis Mario Pino Londoño ya estaba listo para salir, vestía  un pantalón oscuro y un buzo de rayas verdes y moradas; se despidió de su esposa e hija y salió el sábado 28 de febrero de su casa en horas de la mañana, y desde ese día, Aura María Pino, su hija, no lo ha vuelto a ver.  

 

Según la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), en la ciudad de Popayán, desde 1948 a 2016, se registraron 192 casos de desaparecidos, de los cuales 165 corresponden a desaparición forzada. No obstante, el que estén registrados los casos, no equivale a que las víctimas hayan sido encontradas y mucho menos que estén en paz. 

Aura María tenía quince años cuando su padre desapareció, aunque era pequeña, recuerda que Luis Mario tenía una microempresa de zapatería y por ello recibía constantes llamadas en donde le pedían plata. Sin embargo, la familia tenía un crédito en el Banco Mundo Mujer, por esta razón no podía dar dinero a quien lo llamaba. 

 

— Mi papá no quiso darle plata a los grupos armados y por eso lo mandaron a matar — afirma Aura. 

 

Marzo de 1998 

 

Cuando la familia de Luis Mario quiso poner la denuncia, la respuesta fue que debían esperar  primero setenta y dos horas; un día de angustia e impotencia, dos días de ansiedad insoportable, y por fin, el 3 de marzo dejaron en manos de la Fiscalía el caso, con la esperanza de que pudiera ayudar a encontrar a Luis.

 

Tiempo después llegó un correo de parte de la Fiscalía en el cual daban aviso sobre quién iba a llevar el caso, ese fue el único apoyo que la entidad brindó a la familia, luego de ello no volvieron a escribir. Luis Mario no volvió a su hogar, los días se volvieron más largos y cada noche, Aura y su familia se llenaban de incertidumbre y anhelo. 

 

—¿En dónde estará? O mejor dicho…¿estará bien?— se pregunta en voz alta la esposa de Luis Mario. 

—¡Noooo, papá!— se escuchá a lo lejos la voz de una de las hijas de Mario. 

 

La madre de Aura está sentada en una silla del comedor, tiene los ojos cerrados, sus manos sobando su frente y suspirando cada tanto, voltea para ver entrar a Aura al comedor, los ojos de la niña están hinchados y rojos. 

 

Aura y Luis eran muy unidos, por eso la mayoría de las noches la niña soñaba con su padre, y a raíz de la insistencia de sus sueños, creció su fuerza para buscarlo. A pesar de ello, el tiempo pasó y con él los meses; la angustia de no saber dónde estaba o qué le había pasado crecía más y más. 

 

En varias ocasiones algunos conocidos le decían a la familia que habían visto a Luis Mario en la calle como un indigente, otras veces que lo veían en la galería de El Uvo, luego que en un algún barrio y así. La familia recorría de arriba a abajo Popayán, El Tambo, el Huila y otros lugares donde se suponía lo habían visto, varias veces recorrieron estos lugares a pie y siempre encontraron las mismas respuestas. 

 

—No lo he visto. 

—No sé quién es. 

 

19 de octubre 2023

 

Veinticinco años después, Aura está sentada en un comedor, escucha una pregunta, sus ojos se centran en la persona que tiene enfrente pero su mirada se pierde en un lugar lejano en el que recuerda a su padre; al momento de hablar, sus dedos juguetean sobre la mesa, cuando su voz desvanece sus manos no pierden el ritmo, siguen bailando, arriba abajo 1, 2, 3… Luego de una pausa sigue hablando.

 

Hasta el día de hoy, cuando voy caminando y me encuentro con algún indigente, yo digo: 

¡Ay no! ¿Será ese mi papá? Yo lo quedo mirando y hasta que no lo mire bien no me voy, entonces pues uno lleva esa zozobra que de pronto él está por ahí vivo y aparezca hace una pausa . 

—Mi mamá nunca ha perdido la esperanza, pero no… yo como hija, siento que no, que a él lo mataron — dice Aura

 

Últimos meses del año 1998 

 

Pasaron los meses, el dolor y el sufrimiento siguieron intactos pero no era lo único con lo que debía luchar la familia. Con la desaparición de Luis, todas las deudas que tenía pasaron a ser de su esposa. Además, a la familia llegaron llamadas amenazantes por haber hecho la denuncia de desaparición. 

 

— Usted llega a decir algo y verá lo que le pasa. 

— Si no da la plata, las cosas van a quedar muy mal. 

— Quédese calladita. 

 

Ahora no solo debían luchar contra la incertidumbre,  también contra el miedo, pues las llamadas iban en aumento y cada vez eran más amenazantes, hasta cierto día. 

 

Un día llegaron a robarnos a la casa.

 

No hay una fecha exacta, Aura recuerda que pasados unos meses de la desaparición de su padre, unos hombres entraron a su casa, se llevaron las máquinas de la zapatería, computadores, dinero y cada uno de los folders que Aura y su familia habían reunido sobre el caso de Luis. 

 

La denuncia que mi mamá había puesto, el código que en la fiscalía nos habían dado, varios papeles importantes más, no nos dejaron absolutamente nada sobre él. 

 

Papeles que en su momento no echaron de menos pero que serían muy decisivos para el futuro.  Debido a las distintas circunstancias, la familia decidió salir de Popayán y buscar una nueva vida en Cali. Lastimosamente las cosas no mejoraron y por ello debieron volver a Popayán. A causa del crédito con el banco perdieron la casa y cuando volvieron de Cali, tuvieron que vivir en arriendo.  

 

— Poco a poco tratamos de salir adelante. 

 

Año 2004: revelación

 

—Búsqueme, búsqueme, búsqueme hija. 

 

Alrededor de seis años después Aura comenzó a tener sueños otra vez. La diferencia radicó en que esta vez ella estaba grande. No solo eran sueños, sino revelaciones; empezó a tocar puerta por puerta, además decidió ir a la Fiscalía y averiguar qué había pasado con el caso de su papá y grande fue la sorpresa que se llevó. 

 

—Nos dijeron que mi mamá nunca había puesto denuncia, que no aparecía ningún desaparecido con el número de cédula. 

 

Como la familia ya no tenía los folders con la información sobre su padre, no les quedó de otra que reiniciar nuevamente todo el proceso. Ir y colocar la denuncia y luego la demanda en  la Fiscalía.  

 

Año 2020: seguir luchando

 

Antes de la pandemia Aura volvió a revisar el caso y se encontró con que lo habían archivado. La solución de la Fiscalía fue asignar un nuevo fiscal. Aura le contó todo lo que les había sucedido, pero su respuesta fue muy cortante, según él, ya no se podía hacer nada por el tiempo que había transcurrido. Pese a ello, Aura le insistió y a cambio recibió. 

 

¡Ayyy! yo no sé, ya no se puede hacer nada.

 

La manera en que la trató la hizo sentir muy mal, al punto de querer llorar. 

 

Para usted no se puede hacer nada, pero para mi Dios todo es posible. Yo voy a remover cielo y tierra hasta que vuelva a abrir la demanda otra vez.   

 

Llegó la pandemia y Aura tuvo que enviar su denuncia por la página oficial, pero no obtuvo respuesta. En el 2021 volvió a las instalaciones y seguía sin aparecer demanda alguna. Impotencia. No hay otra palabra para describir lo que Aura sentía, por ello la decisión de ir a la Fiscalía Especializada y es en donde le recomiendan hacer un derecho de petición.

 

 —Yo juré que lo iba a encontrar y todo se lo dejo a Dios porque él es el único que hace justicia. 

 

19 de octubre 2023

 

Se supone que ya le dieron el caso a una fiscal, pero hasta ahora nunca me han llamado y ya han pasado tres años; me toca ir yo misma para saber como va con el caso.  En la fiscalía nunca le dan la mano a uno, menos mal mi Dios me envió la Unidad de Búsqueda de Personas  dadas por Desaparecidas que para mí, han sido angelitos caídos del cielo

 

Año 2020: esperanza

 

Después de tanta ineficiencia por parte de la fiscalía, Aura dio con el número de la UBPD por comerciales de televisión. 

 

— Siempre que pasaba la propaganda me hacía falta un numerito, entonces yo siempre la iba copiando, cada que la pasaban, hasta que lo tuve. 

 

Se contactó con ellos y a los veinte días se inició su proceso. La unidad no solo la orientó sobre qué hacer, dónde ir, qué decir, sino también monetariamente y con todo el papeleo que ha tenido que entregar en la Fiscalía. 

 

Por otra parte, desde que está con la Unidad, ha conocido a otras personas que pasan por lo mismo y desde su posición intenta apoyarlos; fue de esta manera que conoció a un fiscal que le ayudó a descubrir un nuevo dato sobre su padre. 

 

Me pidió la cédula de mi papá y al hacer la búsqueda, me dijo que mi padre había tenido una retención del Estado, como yo no sabía qué era eso, le pedí que me explicara, y me dijo que él había estado en la cárcel durante veinte años y que hace un par de años, él ya estaba libre. 

 

Aura inició una búsqueda para encontrar la cárcel en la que estuvo su padre, sin embargo, por más cárceles y sistemas que recorrió, nunca encontró información que comprobara si  había estado detenido. Según orientación que recibió Aura, a su padre lo hicieron pasar como ‘falso positivo’.  

 

Eso nos dijeron, que esto era lo que normalmente hacían con estos desaparecidos. Matan a las personas y luego los reseñan. 

 

19 de octubre de 2023

 

Aura María mira fijamente a quien la está escuchando. Sus manos ya no se mueven, esa última palabra ha dejado un dolor. Sus ojos están rojos, su mirada es fuerte pero triste. Toma una respiración profunda y sus dedos vuelven a danzar sobre la mesa.

 

 — A uno como familia le toca hacer las averiguaciones uno mismo de los desaparecidos y buscar a las personas para que lo ayuden a uno e ir y buscar a los fiscales, sino uno va, nunca responden. La ley y la fiscalía no hacen nada por ayudar, ellos solo esperan que uno les cuente el relato y ya, solo mandan mensajes y lo hacen es esperar para nada. 

 

Año 2021: la llamada

 

¡Ring, ring, riiiiiiing!Aura contesta el teléfono. 

Busque a su papá porque él no está vivo, está muerto y está enterrado por los lados de Totoró. Él está debajo de un palo de pino por la virgen.

 

Un hombre que no identificado llamó a Aura María para darle coordenadas sobre el paradero de su padre. Con esta información Aura acudió a la Unidad de Búsqueda en marzo de 2022,. Aura y la UBPD se desplazaron al lugar señalado, hicieron algunos estudios y le tomaron pruebas de ADN. Como el lugar se encontraba cerca a una carretera, la tierra se mezcló con algunos escombros. Era más complicado dar con los resultados porque al parecer no solo es el cuerpo de su padre el que se supone estaría ahí enterrado. 

 

19 de octubre de 2023

 

Aura Maria Pino baja las manos de la mesa, las coloca sobre su regazo, levanta su cabeza y mira directamente a los ojos de quien la está escuchando, antes de comenzar a hablar. Afirma varias veces con su cabeza y a medida que va hablando reafirma su fortaleza: 

 

Yo solo quiero encontrarlo y descansar y dejar lo demás a Dios y que él sea el que juzgue. Pero lo que sí pienso es que a nosotros los familiares de los desaparecidos nos hace falta más información de saber que hacer en estos casos, por que si yo hubiera sabido, las vueltas que hubiera hecho eran sobre los ‘falsos positivos’. También tener más seguimiento por las entidades, porque uno como familiar empieza a buscar, pero es peligroso porque después de un punto en que empezamos a tener información, debemos de quedarnos callados o podemos también llevar del bulto.

 

Después de veinticinco años, la búsqueda parece acercarse a un final. La familia de Luis Mario Pino espera que en noviembre del presente año se pueda comprobar si uno de los cuerpos es el del padre.  Sin embargo, realizar la excavación requiere de muchos permisos, la presencia de Derechos Humanos y Cruz Roja Internacional. Además los funcionarios están próximos a salir a vacaciones y el proceso podría quedar para el próximo año. Una cosa es clara: Aura María no dejará de luchar hasta que todas las piezas del rompecabezas se unan y Luis, padre, hijo, esposo y amigo pueda descansar. 

 

 

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