Nuestra salud mental

Nuestra salud mental

Desde que inició la pandemia por Covid-19, los colombianos han sufrido diversas afectaciones en su salud mental. Para los docentes la virtualidad ha sido tanto o más dura que la presencialidad. Las dos historias individuales que aquí se cuentan conforman una sola historia colectiva: la reinvención de los docentes y su estado emocional.

Por: Christian Albeiro Benítez

Ómar Luna, a sus 34 años de edad es docente del Real Colegio San José desde hace aproximadamente 4 años. Recuerda con nostalgia su vida antes de la llegada del Covid-19, “me levantaba a las 5 de la mañana, me alistaba y salía para el colegio, me ubicaba en la puerta para recibir a mis estudiantes (…), finalmente nos dirigíamos al salón de clases”.

El Real Colegio San José es una institución de carácter privado, con 21 años de servicio, ubicada al sur occidente de la ciudad de Popayán. Tras declarar en Colombia el aislamiento preventivo obligatorio, las instituciones educativas fueron las primeras en cerrar. Para Ómar esto modificó las dinámicas educativas y la relación docentes – estudiantes.

Las jornadas laborales se extendieron, “antes de la pandemia laboraba 7 horas, ahora en la virtualidad las clases disminuyeron a 4 horas, pero el tiempo de trabajo aumentó a 9 horas aproximadamente”. Manifiesta que en sus clases presenciales tenía que silenciar a sus estudiantes, ahora intenta fomentar su participación, “al parecer se esconden detrás de la pantalla”.

La institución usaba desde antes una plataforma virtual, sin embargo fue complicado migrar todas las actividades a lo digital, a pesar de que los docentes hacen todos los esfuerzos por mantener la calidad educativa desde esta nueva forma, “la virtualidad nunca va a estar a la par de la presencialidad, estar presente en una aula de clase siempre va a ser mejor y permitirá mayor cercanía y mejor aprendizaje”.

Para este docente el trabajo no se ha duplicado, se ha triplicado, ahora su rutina es levantarse temprano, ubicarse enfrente de su computador, iniciar las clases virtuales, preparar materiales, enviar las grabaciones de las clases, “ahora hay que sistematizar y subirlo todo”, al final del día apaga su computador e inicia las labores de su hogar.

Al inicio de la pandemia y con los cambios en la educación, los niveles de estrés de Ómar aumentaron debido a la carga laboral; 8 meses después se ha ido acostumbrando a esta dinámica. Además de ser docente es consejero estudiantil, manifiesta que en los estudiantes “aumentaron los casos de conflictos emocionales, depresión, ansiedad y tristeza, en un aproximado del 30%”.

La institución ha garantizado un acompañamiento a sus estudiantes, en el caso de los docentes, nadie supervisa su estado emocional, según lo mencionado por el docente son ellos mismos quienes están pendientes de su salud mental.

Ensayo y error

Víctor Quintero, de 44 años, es ingeniero en electrónica y telecomunicaciones y hace 21 años es docente de la Universidad del Cauca. Se encuentra delante de un tablero lleno de operaciones matemáticas, recordando como dictaba sus clases de manera presencial, “llegaba a la u después de dejar a mi hija en colegio, preparaba mis clases, me apoyaba en diapositivas, pero cuando eran matemáticas usaba por completo el tablero”.

Ahora pasa casi todo el día sentado enfrente de su computadora, desarrolla sus clases, reuniones, y elabora materiales. Intercala esto con su labores como padre y esposo, “parece que hay muchas más cosas para hacer y menos tiempo disponible”. Ha sido difícil el proceso de adaptación a la educación remota, necesariamente debe hacer presentaciones, innova con la elaboración de videos; el desarrollo de las operaciones matemáticas ha sido todo un reto para él, ha hecho uso del método ensayo y error, descubriendo cuál aplicación se adapta mejor a las necesidades de sus estudiantes; para ello ha adquirido una tableta digitalizadora que le permite desarrollar de forma fácil las operaciones.

La búsqueda de nuevas herramientas, la innovación en sus clases y la preparación de materiales le demanda mucho tiempo. Está pendiente a toda hora de las plataformas virtuales de mensajería con sus estudiantes, “te demoras mucho más porque te preguntan a través de mensajes y comentarios, y tratas de resolverlo de la mejor manera y lo más pronto posible”.

Víctor manifiesta que en relación con su salud mental, el estar alerta a las diferentes formas de comunicación con sus estudiantes a cualquier hora del día, sus niveles de ansiedad aumentaron; le preocupa la falta de actividad física, ya que antes en la presencialidad caminaba mucho.

Cree que la socialización es lo más importante de sus clases, manifiesta que las herramientas tecnológicas permiten establecer una comunicación, pero los alejan más de los estudiantes. Para Víctor el mayor reto es “el uso de herramientas informáticas, y cómo hacer uso de ellas para llegar de mejor manera a los estudiantes”.

Nuevos roles

Para Jenny Ortiz, docente de psicología, los profesores además de preparar sus clases están pensando en las posibilidades de acceso de sus estudiantes y cómo minimizar esos problemas, lo anterior posiciona al docente en un rol donde su función no solamente es transmitir conocimiento, sino, que los invita a reinventarse como mentores y guías.

Según los resultados de la encuesta hecha por la Asociación Colombiana de Universidades, ASCUN, en la cual participaron 5.546 profesores, los docentes que realizan clases remotas en la pandemia pasaron del 4 al 94%, este es un gran desafío para las instituciones educativas ya que Colombia posee problemas de inequidad en el acceso a la educación, no cuenta con las condiciones óptimas para permitir el acceso a medios de comunicación y las zonas rurales y más apartadas de las cabeceras municipales no cuentan ni con señal telefónica y menos de internet.

Esta pandemia ha puesto a los profesores en un constante ensayo y error de diversas herramientas que permitan mejorar la educación y comunicación con sus estudiantes, según el mismo estudio el 85% de los docentes utiliza encuentros virtuales con sus estudiantes. Esta es una de las razones por las que el 88% de los profesores manifiestan que ha habido un aumento en el número de horas laborales.

Lo anterior ha generado en este grupo poblacional, diversas afectaciones en la salud mental, este informe refleja que las nuevas exigencias de su trabajo han llevado a que el 47% manifieste una mayor sensación de cansancio, el 26% reporta aumento en la sensación de aislamiento o soledad y el 24 % aumento de irritabilidad.

Es por ello que se deben garantizar en este momento mejores condiciones laborales y sanitarias para los alumnos y docentes, con el fin de mitigar y prevenir alteraciones en su salud física y mental. Sin embargo, la tarea más difícil es lograr una reestructuración del sistema educativo colombiano, que permita entender las características particulares de cada territorio, permita el acceso equitativo a la educación, disminuyendo las barreras de acceso a las tecnologías de información y comunicación.

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